Una pregunta que se hace con frecuencia es la que dice: ¿por qué la gente lee tan poco? Seguramente muchas respuestas, y pertinentes, se pueden proponer a este respecto pero, de momento, se pueden avanzar dos: porque la gente lee mal y porque por lo común la gente lee malos libros. Entonces, es obvio concluir que si se lee mal y/o se leen malos libros, los frutos del ejercicio lector serán magros y resecos lo que, en consecuencia, abrirá una distancia entre el individuo y la práctica lectora.
Ahora, y ya pensando en particular en la literatura, se puede afirmar que es muy frecuente que se haga una mala lectura de ella porque el presupuesto con el que nuestro tiempo la toma –según su maníaca inclinación por la diversión y la trivalización–, la destina a ser un simple recurso de entretenimiento, centrado en el relato de una “historia” que suscita más o menos curiosidad y con la que se “llena” –otros, más sinceros, dicen se “mata”– el tiempo, sin esperar a nada más que a lograr un poco de distracción.
Por otra parte –y manteniéndonos en el dominio de la literatura, aunque esto es perfectamente generalizable a los demás dominios del saber– lo más común es que la experiencia del individuo con su lectura queda reservada para él, sin ser examinada y compartida con otros que igualmente la hayan realizado; es decir, también para la condición de lectores esta época determina un individualismo que aisla y que no cuenta con el otro, configurándose así la lectura como un acto de separación y no de compañía, como un acto de aislamiento y no de comunidad.
Pues bien, frente a estas cuatro empobrecedoras características que signan la lectura en nuestros días, esto es: leer mal, leer malos libros, reducir la lectura a entretenimiento inocuo y ser un lector aislado, la FUNDACIÓN CONFIAR, convencida de su compromiso social y cultural no sólo por lograr una sociedad más justa y equitativa, sino también decidida a apostar por una sociedad que piense mejor la existencia y sus problemas, tanto la personal como la colectiva, quiere ofrecer a sus asociados, empleados, directivos y personas amigas y cercanas este seminario, “El amor, la vida y el trabajo a través de la literatura”, tratando de superar una a una y todas en conjunto, las cuatro falencias antes descritas.
En consonancia con lo anterior, en este seminario leeremos bien; leeremos sólo textos de grandes escritores; haremos de la lectura de la literatura una exploración de los más importantes asuntos que gobiernan nuestra existencia –el amor, la vida, el trabajo, como lo dice el nombre del seminario, pero también la muerte, la soledad, la mujer, la belleza, el sufrimiento, el tiempo, etc– ; y lo haremos como experiencia de diálogo y compartición con los otros a propósito del acto maravilloso de la lectura personal, esto es, configuraremos – acorde con los principios de la cooperación y la solidaridad – una comunidad intelectual constituida por individuos indeclinables en la actitud de pensar por cuenta propia, en el ámbito de una bien instituida conversación con los semejantes.
En fin, en este seminario abordaremos los asuntos fundamentales de la condición humana, tomando con compromiso la literatura en tanto ésta da qué pensar y alcanzando nuestros frutos mediante esa forma de la dicha humana que es la conversación seria y sensible con nuestros semejantes.
Carlos Mario González
Miembro fundador de la Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA
Autor |
Cuento |
Pushkin, Aleksandr |
El jefe de posta |
Gogol, Nikolai |
El capote |
Lermontov, Mijail |
Bela |
Turgueniev, Iván |
Mumu |
Dostoievski, Fiodor |
El ladrón honrado |
Tolstoi, León |
El padre Sergio |
Korolenko, Vladimir |
Un evadido de Sajalín |
Chéjov, Antón |
El profesor de literatura |
Gorki, Máximo |
El primer amor |
Stendhal |
Victoria Accoramboni |
Flaubert, Gustave |
Los funerales del doctor Mathurin |
Maupassant, Guy de |
Miss Harriet |
Proust, Marcel |
La muerte de Baldasario Silvande Vizconde de Silvania |
Mann, Thomas |
El pequeño señor Friedemann |
Hawthorne, Nathaniel |
El velo negro del ministro |
Poe, Edgar Allan |
William Wilson |
Melville, Hermann |
Barthebly el escribiente |
Mansfield, Katherine |
El garden party |
Para aprestarse a continuar el camino emprendido, vale la pena dar un vistazo atrás y tomar conciencia de lo mucho que se ha recorrido y de los efectos que han quedado a lo largo del tiempo en quienes han sido compañeros de ese trasegar.